domingo, 11 de julio de 2010

NO A LA TRISTEZA DEL DESENCANTO

Sea cual sea el agravio cometido por aquel que dijo ser amig@, no podemos guardar rencor al prójimo y menos aún actuar guiado por la venganza, pues el trono no es del soberbio sino del sencillo, del humilde. No podemos envidiar el auge del pecador, pues no sabemos cuál será su desenlace ni deslumbrarnos por el éxito de los malvados, porque se ha de recordar que, aunque así pueda parecer, no morirán impunes. Hemos de saber que caminamos entre trampas y paseamos sobre murallas. Cuando se pueda, asistir al prójimo, por los sabios dejarnos aconsejar y dialogar con el inteligente, que gente honrada comparta nuestra mesa. 

El rencor es detestable y el vengativo sufrirá su propia venganza, es mejor perdonar las ofensas del prójimo, así cuando oremos también serán perdonados nuestros pecados "perdona señor nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". No nos abandonemos a la tristeza ni nos atormentemos con nuestros pensamientos. La alegría de corazón es vida y la felicidad alarga nuestra existencia. Ama tu alma y consuela tu corazón, apartémonos de la tristeza del desencanto, pues ha perdido a muchos y no se saca de ella ningún provecho. Que nuestro corazón brille radiante así tendrá buen apetito y aprovechará todo lo que come

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