domingo, 5 de diciembre de 2010

EL VALOR DE SER HUMANO


En estos tiempos donde el siglo XXI no parece ser tal y nuestra evolución como especie depende de un hilo de fe en el ser humano, se hace imprescindible hablar claro. Pero mejor aún, hacer, actuar conforme a lo que se habla.

Hartos de demagogia intelectual, incluso la de más alto nivel, el ciudadano de buena fe no sabe ya a que atenerse. Las contradicciones que nos asisten parecen haberse convertido en lo normal. “Aprender a vivir con nuestras contradicciones” nos dicen algunos. Sin embargo, lo deseable es solucionar esas contradicciones y aclararnos. Ir por la vida diciendo lo injusto, las malvadas acciones de otros , la importancia del dinero que olvida al ser humano…, y a continuación usar esos mismos argumentos para obtener el preciado metal, es poco más que un fraude. Si alguien quiere ayudar a despertar conciencias, no puede cobrar por ello lucrándose de la ignorancia de otros. Esta manera de actuar no es más que una forma de vivir que no dista de lo que tan vehementemente critica aquél que nos recuerda o que nos coloca frente a frente con nuestra moral y nuestra ética.

Cuántos en estos tiempos han salido con la ansiedad de explicar que estamos dormidos pero cobrando por esa información: Cursos, terapias, libros, reuniones, seminarios, maestros que surgen como setas , falsos brujos, chamanes de Hollywood y que sé yo cuántos personajes más que se nutren de un negocio próspero donde aparecen enganchados más de uno y de dos. La necesidad de fe, de confianza en nosotros, el que nos insuflen energía positiva aunque sea pagada, el que nos aporte un poco de esperanza en que todo puede arreglarse, en definitiva un poco de amor ante tanta indiferencia, nos hacen mendigos de cariño y de un poco de comprensión.

Se acude al psicólogo o psiquiatra para que nos de una clave para vivir sin la depresión y angustia que nos ahoga, pero tampoco parece que seamos capaces de salir de nuestra crisis. Medicamentos y barbitúricos de toda índole quieren ser la panacea a los problemas. Cada vez vivimos en una sociedad más enferma y débil, incapaz de enfrentarse con su verdad, quizá por preferir un mundo lleno de mentiras, de apariencia.

Empezar por nosotros mismos es la primera asignatura a superar. Actuar y no reaccionar ante los acontecimientos, ser protagonistas y no meros espectadores, exigir responsabilidad a los culpables cuando los haya. Llamo a la revolución individual a la revolución de todos y cada uno de nosotros a no consentir ni una maldad. Pero qué difícil es esto, cuánto valor se necesita!, es más fácil hablar de la vulneración de los derechos que proteger el nuestro y el de nuestro prójimo más cercano. Somos capaces de sentir rabia por las injusticias que se cometen a kilómetros de distancia de nosotros, pero ni nos inmutamos cuando ésta la sufre el que está a nuestro lado. Las contradicciones se descubren en el actuar diario, somos capaces de callarnos y no mover ni un sólo dedo por temor a perder nuestra próspera vida, aunque estemos viviendo y siendo testigos directos de la maldad y el abuso que se está cometiendo con nuestro compañero de trabajo, con nuestro amigo, con el ser más cercano, con nuestro prójimo al que decimos que queremos. Justificamos que no tenemos opción, que sólo podemos mirar hacia otro lado ante los atropellos que se cometen a nuestro alrededor y el “sistema” creado por todos, nos va haciendo cada vez más depredador, más hipócrita, que se alivia con poder hablar de las injusticias, de lo mal que está todo, de la maldad que cometen otros sin saber que todo parte de uno, que uno más uno son dos y otro más son tres.

Cada uno en nuestro metro cuadrado hemos de tener el valor de romper con la farsa en la que estamos inmersos. Cada uno en nuestro espacio puede hacer posible que por la maldad que se cometa se castigue al culpable, que cada abuso de poder que se realice hacia otro ser, se vea frenado por alguien que no lo permita y proteger al que no puede luchar sólo estando a su lado. Impedir aquellos que campan a sus anchas ejerciendo el mal porque nadie tiene valor para pararlo. No es cuestión de que todo esto se frene con violencia, es más, está no es ni siquiera necesaria, sólo hace falta el valor del ser humano capaz de actuar como humano, con su miedo pero sin ser un cobarde, con la confianza que por encima de todo mal ha de reinar el bien…, pero claro eso es de ingenuos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

ES HORA DE DESPERTAR

 
Nuestro organismo tiene cinco sentidos,  a veces más, estos sentidos son nuestros informantes, son los instrumentos que tenemos a nuestro servicio para conocer.
El don del libre albedrío para poder elegir voluntariamente el bien y el mal, necesita de la ayuda de los sentidos, que pueden ser erróneos debido a los defectos adquiridos durante toda una existencia. A estos defectos algunas religiones les dan el nombre de pecados, otros aflicciones y otros ego o Yo psicológico. La verdad es que lo llamen como lo llamen hacen que los informes que  facilitan a nuestros sentidos no sean exactos. 
La educación es muy responsable  que estos defectos no sólo se produzcan sino que no sepamos como resolverlos ni transmutarlos en virtudes que nos conduzcan al éxito espiritual y material. La educación que recibimos sólo sirve para adquirir el conocimiento básico para nuestro comportamiento en la sociedad, el manejo de las cosas que el hombre acepta como conocidas pero no nos prepara para nada más. No nos ayuda en la tarea de la conciencia de ser.
Es esencial que alcancemos  una transformación física, psíquica, social y espiritual, que nos  permita conocernos a nosotros mismos, conocer nuestros propios defectos y errores, pues de ese ejercicio va a depender nuestra paz, nuestra felicidad. Observarnos detenidamente desde el ángulo que no somos UNO sino muchos, significa obviamente haber iniciado el trabajo serio sobre nuestra naturaleza interior "Noce Te Ipsum".
Realmente el ser humano es una máquina que no tiene libertad de movimientos, funciona únicamente por múltiples y variadas influencias interiores y choques exteriores. Todos los movimientos, actos, palabras, ideas, emociones, sentimientos, deseos, son provocadas por influencias exteriores y por múltiples causas interiores extrañas y difíciles. Un títere parlante con memoria y vitalidad, un muñeco viviente que tiene la tonta ilusión de que puede hacer, cuando en realidad nada puede hacer. Una legión de yoes,  defectos o pecados nos controlan impidiendo que salga nuestra conciencia, nuestra alma y vamos por la vida soñando, dormidos. Arrasándolo todo sin escrúpulos, devorándonos sin piedad, sin ser dueños de nuestra libertad. Raros, muy raros son los momentos en que la conciencia está despierta; trabajamos,  conducimos coches, nos casamos, morimos…, con la conciencia totalmente dormida y sólo en momentos muy excepcionales despierta.
La vida del ser humano es una vida de sueños, pero creemos que estamos despiertos y jamás admitiremos que estamos soñando, que tenemos la conciencia dormida: alguno si llegara a despertar se sentiría espantosamente avergonzado consigo mismo, comprendería de inmediato su payasada, su ridiculez. Esta vida puede ser espantosamente ridícula, horriblemente trágica y rara vez sublime. De nada sirve toda una vida de estudio en escuela o Universidad si  somos autómatas dormidos.
Cierto es que no resulta tarea fácil eliminar las emociones negativas; perder toda identificación con nuestro propio tren de vida; problemas de toda índole: negocios, deudas, hipotecas, teléfono, etc, pero esta identificación de nuestros problemas nos hacen abstraernos de nosotros mismos. Andamos soñando, fascinados con nuestros problemas. Se hace necesario más que nunca el trabajo sobre uno mismo, transformarnos en seres humanos despiertos, ocuparnos del momento presente en que nos encontramos. Necesitamos aprender a vivir de instante en instante. Vivir en plena atención, en plena auto-observación, vivir alerta a lo que pensamos, sentimos y actuamos. Es definitivo, hay que dejar de soñar, de vivir fascinados e identificados con todos los problemas y empezar a resolverlos. Es necesario que eliminemos radicalmente de nuestra naturaleza interior todo lo que nos hace abominables: la ira,  envidia,  soberbia,  codicia…, todos esos yoes que habitan en nuestro interior y que se han convertido en dueños de nuestra casa. Hacer un inventario para saber cuánto nos sobra y cuánto nos falta, para así tener verdadera capacidad de hacer y quedarnos con nuestro ser verdadero. Sentir que esta vida la vivimos nosotros mismos y no otros que se adueñan de nuestro espacio, de nuestro tiempo. Vivir. 

domingo, 1 de agosto de 2010

AMA AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO: EL EGOÍSMO SANO

Lo que elijamos de bueno para nosotros, démoslo a otra persona. Si elegimos ser feliz, hagamos que otra persona sea feliz. Si elegimos ser próspero, hagamos que otra persona sea próspera. Si elegimos más amor en nuestra vida, hagamos que los demás tengan más amor en la suya.
Hagamos esto con sinceridad no sólo porque busquemos un beneficio personal, sino porque en realidad deseamos que la otra persona tenga eso y todas las cosas que demos vendrán a nosotros. No obstante, cuando damos algo a alguien con pureza de corazón, porque comprendes que lo desea, lo necesita y debe tenerlo, entonces descubriremos que lo tenemos para darlo.
Con frecuencia, la verdad resulta incómoda. Sólo conforta a aquellos que no desean ignorarla. Entonces, la verdad no sólo se vuelve confortante, sino también inspiradora.
Mucha falsedad rodea el concepto de egoísmo. Nos han mentido tanto… Si intentáramos definir el egoísmo en sentido estricto deberíamos hacerlo como el amor por uno mismo. Hemos de diferenciarlo de los conceptos egolatría y egocentrismo, o incluso narcisismo. Entonces, ¿qué es el egoísmo, es malo o no?.
Solemos pensar que el problema del egoísta no está en que se quiera sino en lo desmedido de ese amor, "si uno se quiere demasiado a sí mismo no tiene espacio para querer a los otros…", pero esto no tiene nada que ver con el verdadero egoísmo, con lo que se ha dado en llamar “el egoísmo sano”.
Sabemos que no es bueno para nadie individualmente ni para la humanidad que cada uno se quede mirándose el ombligo;  el egoísmo visto así es una cosa tan nefasta que al que hace daño en primer lugar es a quien lo padece. El ser que sólo ve su ego y quiere alimentarlo a toda costa, caiga quien caiga, no es más que un enfermo lleno de complejos, incapaz de amar y carente de cualquier tipo de empatía con los demás seres. No obstante, por quererse mucho uno no se queda sin espacio para querer a los demás, sino todo lo contrario. Existen algunas personas que no quieren a nadie, pero su  motivo no está en su demasiado amor por si mismo. Será un antisocial, un negado o un resentido, pero eso no es ser egoísta.
La psicología demuestra que el amor por el otro proviene y se nutre de la propia capacidad de amar que comienza con la capacidad de amarse a sí mismo. No hay amor que no empiece en el amor que uno se tiene y por lo tanto quien dice que quiere mucho a los demás y poco a sí mismo, miente. En todo caso habrá diferentes maneras de ser egoístas, y dependerán de quién soy y no de cuánto me quiero. Habrá un egoísmo bueno y sano, que es el que sienten aquellos de corazón bueno y sano. Y habrá un egoísmo enfermo, el que sienten los mezquinos, los envidiosos, los canallas, los miserables, los psicópatas incapaces de conectarse con el amor al prójimo.
El egoísmo sano no quiere decir interés propio, ni complacencia personal ni egocentrismo, es todo lo contrario. Si eres capaz de estabilizarte emocionalmente teniendo lo que necesitas, siendo  feliz con capacidades para realizar los objetivos  que te has propuesto, eres mejor donante de respuestas positivas hacia los demás (nadie da lo que no tiene). Dejarlo todo por alguien, dedicarte en cuerpo y alma a los hijos u otro ser, sin la certeza de que eso es lo que quieres de verdad y te hace feliz realmente,  genera un desasosiego que se hará eterno. Si tú estás completamente bien, lo que te rodea estará bien.
El egoísmo sano, es la llave que abre la puerta a una vida de libertad. El ser altamente abnegados, sacrificar nuestras necesidades, preferencias y deseos con el fin de satisfacer las de los otros, o su versión contraria, el ser alguien incapaz de conectar con el amor de los demás, son actitudes que suelen nacer del miedo. La abnegación,  es el sello de una infancia en la que el niño se ha sentido temeroso, impotente, desvalorizado, en la que se han descuidado o pasado por alto sus verdaderas necesidades, deseos y preferencias; en la que se le ha juzgado injustamente y en la que sus esfuerzos, capacidades y logros rara vez se han valorado o apreciado.
Aunque una persona haya cambiado su propia felicidad por la de los otros (y a la larga sea su mayor error), no por esta decisión ha de sentirse culpable, ya que lleva funcionando en la vida así demasiado tiempo como para poder cambiar en un ahora tan cercano. No es defecto suyo directamente, aunque como humanos que somos, los sentimientos de sacrificio personal y falta de reciprocidad nos encogen el corazón, de tal manera, que nos hace sentirnos totalmente anulados y francamente mal a todos los niveles. La abnegación continuada puede llevar a periodos de depresión, inquietud o ansiedad, impaciencia,  ataques de rabia o deseos de llorar inexplicables. Suelen ser los síntomas clásicos que indican que, en realidad, aunque no sabemos verlo, estamos hambrientos de ternura y reconocimiento. En el gran ámbito del sacrificio por los demás, estas señales de aviso suelen pasar inadvertidas. Estas situaciones nos crean una gran cantidad de estrés y se suele romper con somatizaciones de dolencias físicas, agudas o crónicas.
Por otro lado, el vivir con un comportamiento donde no se ve al otro aunque esté al lado, mirarse el ombligo pensando que sólo él o ella es el que sufre, con una importancia personal desmedida que no sabe apreciar la del otro, o lo envidia pero reprime expresar esta envidia abiertamente, se fagocita con su propia mentira y su ansiedad.
Para amar al prójimo hemos de saber amar empezando por nosotros mismos. Lo que no quiero para mi, por ser algo horrible, abominable …, no lo quiero para los demás. Resulta difícil que alguien te quiera cuando no sabe quererse a sí mismo con la suprema bondad del amor.

sábado, 24 de julio de 2010

LA LIBERTAD DEL ALMA

 
La vida es un proceso constante de creación. Cada minuto creamos nuestra realidad. La decisión tomada en un día, quizá no es la misma que tomaríamos hoy o mañana. No obstante, todas las veces que elijamos, elegimos lo mismo.
Cuando "adoptamos una decisión" acerca de algo, ponemos en marcha al universo. Se mueven fuerzas que escapan a nuestra  comprensión, energías que interactúan creando vida. Cuando enfocamos un propósito, nos concentramos en él permaneciendo firmes, eligiendo con todo nuestro corazón, siguiendo adelante, nuestra alma empieza a crear  no a reaccionar. El alma sabe que la experiencia que estamos teniendo, es una experiencia que estaba asentada antes de que tuviésemos conocimiento de ella. Es pre-sente. Ya está en camino antes que lo busquemos. Cada momento actual es un regalo del cielo, de ahí su nombre de “presente”. El alma busca intuitivamente y su intención es conocerse a sí misma, conocernos, por entender que el tu y yo son UNO, aunque la mente con nuestro ego niegue esa verdad y el cuerpo la siga en esa negación. Es importante que llegado un momento de gran decisión, busquemos el alma, ya que ésta entiende lo que la mente no puede entender. 
 
Si pasamos el tiempo tratando de establecer que es lo mejor, eligiendo con cautela, las decisiones pueden ser interminables nadando en un mar de expectativas donde es fácil ahogarse.  Escuchar al alma que habla a través de los sentimientos, es nuestra verdad a respetar . Nuestra verdad es lo mejor para uno mismo. Siempre podemos filtrar nuestros sentimientos a través de nuestra mente, analizarlos. “Racionalizar nuestros sentimientos”, me dijo alguien una vez que era infeliz. Hay libertad para ello pero si elegimos la racionalización no sabremos quienes somos realmente.
Cuando somos capaces de crear una experiencia basada en nuestra verdad de ahora en vez de reaccionar basándonos en una verdad pasada, generamos nuestro SER. Si nos lleva tanto tiempo crear la realidad que elegimos es porque no vivimos nuestra verdad. Conozcamos nuestra verdad y la verdad nos hará libres. Lo importante es cómo expresamos nuestra verdad, yo elijo hacerlo con amor. Tenemos tanto miedo a causar o enfrentar posibles desavenencias que ocultamos nuestra verdad por completo. Pero no podemos asumir la responsabilidad en razón del favor con que otro acepta nuestra verdad, solo podemos asegurarnos que se ha comunicado bien, es decir, clara, amorosa, compasiva, valiente, plena, la verdad llana y si quieres brutal, pero no negativa.
No hay que confundir sentimientos con un modelo falsificado que es construido por nuestra mente, los pensamientos.  El mayor reto como ser humano es  el Ser Consciente, el Aquí Ahora . Sin embargo, llega un momento en que empezamos a construir pensamientos a su alrededor. En vez de estar en el momento, permanecemos fuera y lo juzgamos. Entonces, reaccionamos. Es decir, actuamos como lo habíamos hecho antes.
Dos palabras marcan una diferencia fundamental: REACTIVO y CREATIVO
Sólo al mover la "C" y colocarla en su sitio correcto, nos volvemos Creativos, en vez de Reactivos. Cuando llegamos limpios a cada momento, sin un pensamiento previo, sin prejuzgar, podemos crear quienes somos, en vez de re-accionar como quién fuimos una vez, producto de nuestra mente. Viviríamos en un proceso de creación y no de representación.
Es difícil que el ser humano racional ignore la experiencia previa en el momento en que ocurre algo. Es incluso normal invocar todo lo que uno conoce sobre el tema y responder a partir de esa base. Puede ser normal, pero no es natural. "Normal" significa algo que se hace generalmente. Según nuestra doma, educación,  intelectualidad. "Natural" es cómo eres cuando no estás tratando de ser "normal".
Natural y normal no son lo mismo. En un momento dado podemos hacer lo que hacemos normalmente o podemos hacer lo que proceda de modo natural. Nosotros elegimos.
 

viernes, 16 de julio de 2010

LA CONCIENCIA DEL SER

 
 
  El intento del hombre para expresar su amor, traerá como resultado la paz en la tierra. Valorar su poder o efecto, puede cambiar totalmente las acti­tudes entre las personas. Cuando se practique, po­drá revolucionar al mundo.
El problema espiritual inmediato al que los seres de buena voluntad se enfrentan, es contrarrestar gradualmente el odio.
La clave de las dificultades que sufre la humanidad,  se debe a que recibió y no dio, aceptó y no compartió, acumuló y no distribuyó. Esto ha implicado el quebrantamiento de una ley que ha colocado a la humanidad en una posición de culpabilidad.
La humanidad nunca ha vivido realmente de acuerdo a la enseñanza recibida, a la formación espiritual trasmitida,  no ha sido expresada como se espera­ba. Los hombres no viven de acuerdo a lo que saben ni po­nen en práctica sus conocimientos;  están controlados por los deseos y ambición en vez de por el conocimiento inter­no. Nos tienen bien cogidos los pecados capitales, que nos angustian, pero que no estamos dispuestos que nadie venga y nos diga que los tenemos. Y pensar que la única forma de quitarlos de encima es que lo reconozcamos, que aceptemos nuestra mala educación para empezar a educarnos en el amor…
La sociedad está cubierta por un manto de morbosidad donde todos somos partícipes. Nos encanta el morbo de conversación y marearnos en  palabras huecas, sin sustancia, por muy bellas que parezcan aparentemente. Aburre el entrar a debatir con ánimo de aprender, actuar sin hipocresía, llevar a la práctica nuestros buenos deseos como ejercicio de libertad. Profundizar sobre las cuestiones y ahondar sobre las soluciones, todo esto pasa por el dato de una actitud responsable con el mundo y con uno mismo.
Es preferible la frivolidad antes que la sinceridad. La ironía y el cinismo antes que la frescura del que habla abiertamente, del que se expresa sin trampa ni cartón. Es más aceptado y divertido el ser  inconsciente que el ser consciente. No queremos escuchar. No queremos que se nos diga nada que suponga un desajuste en nuestro metro cuadrado existencial. Aunque estamos en una era donde la capacidad de obtener información es extraordinaria, no queremos saber. Aunque estamos más cerca que nunca de comunicarnos con medios a nuestro alcance, no queremos expresarnos, sólo hacer correr un tupido velo que oculte nuestros verdaderos sentimiento.  Es más divertido engañarnos que ver nuestra verdad. 

miércoles, 14 de julio de 2010

LA VERDAD SEGÚN GANDHI

 
 
Qué es la verdad? El asunto contiene sus dificultades. En lo que me concierne, las he resuelto diciendo que es la voz interna que nos habla. Me preguntarán: ¿Cómo sucede entonces que hay diversos espíritus que conciben verdades disímiles y hasta opues­tas? Ocurre que el espíritu humano tiene que pasar por innumerables intermediarios antes de elaborar una conclusión, y su evo­lución no es la misma en todos.
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La verdad jamás daña a una causa justa.
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En la verdad, percibo la belleza: La des­cubro a través de la verdad. Todo lo que es verdad, no apenas las ideas exactas, sino también los rostros francos, los retratos fie­les y los cantos más naturales son objetos de belleza, e inclusive de inmensa belleza a veces. Son poquísimos los que saben dis­cernir la belleza que emana de la verdad.
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Sin duda, lo que a uno puede parecer un yerro manifiesto, a otro puede parecerle sabiduría pura. Y nada puede hacer, aun­que sea víctima de una alucinación.
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No tengo nada nuevo para enseñarle al mundo. La verdad y la no violencia son tan antiguas como las montañas. Todo lo que hice fue tratar de experimentarlas en la mayor escala posible.
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El silencio ayuda mucho a quien, como yo, procura la verdad. En un estado de si­lencio, el alma encuentra el sendero ilu­minado por la luz más clara, y lo que era esquivo y engañoso, es resuelto por una claridad cristalina. Nuestra vida es una prolongada y ardua búsqueda de la ver­dad. Y para alcanzar la cima más elevada, el alma requiere reposo interior.
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Las creaciones realmente bellas apare­cen cuando surge la comprensión verda­dera. Si estos momentos son raros en la vi­da, también son raros en las artes.
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La verdad es como un inmenso árbol que brinda más y más frutos cuanto más se lo nutre. Cuando más hondo se excava en la mina de la verdad, más ricos son los des­cubrimientos de las gemas allí existentes, lo cual abre todavía mayores variedades de servicio al prójimo.
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Cuando la contención y la cortesía se unen a la fortaleza, esta última se vuelve irresistible.
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Si aspiramos a ser hombres que caminan con la cabeza erguida y no sobre cuatro patas, comprendamos de una vez por to­das que debemos someternos voluntaria­mente a la disciplina y a las restricciones... Satyagraha  (Fortaleza de la verdad) no comienza ni termina con la desobediencia civil.
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En todas partes veo que cunden la exa­geración y la mentira. Pese a todos mis es­fuerzos, no alcanzo a saber dónde se es­conde la verdad. No obstante, tengo la im­presión de que me aproximo a ella, a me­dida que disminuye la distancia que me separa de Dios.
SATYAGRAHA
Satyagraha es gentil, jamás lastima. No puede ser resultado de la ira o la malicia. ja­más hace estrépito, nunca es impaciente ni vocifera. Es el opuesto directo de la com­pulsión. Se concibió como sustituto com­pleto de la violencia.
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Si tuviéramos una visión plena de la ver­dad, ya no buscaríamos a Dios, sino que seríamos uno con él, porque la verdad es Dios. Mientras no lo logremos, seremos imperfectos. Por consiguiente, la religión -tal como ia concebimos- también tiene que ser imperfecta: está sujeta a evolución.
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La palabra satya (verdad) deriva de sat que significa "ser". Nada es o existe real­mente, excepto la verdad. Tal es el motivo de que sat o verdad sea quizás el nombre más importante de Dios. En efecto, es más correcto decir que la verdad es Dios que decir Dios es la verdad.
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Satyagraha es una fortaleza que pueden ejercer tanto los individuos como las comu­nidades, tanto para cuestiones políticas co­mo domésticas. Su aplicabilidad universal demuestra lo perdurable e invencible que es. Pueden usarla indistintamente hombres, mujeres y niños. Y es absolutamente falso decir que a esta fuerza la utilizan solamen­te los débiles mientras son incapaces de en­frentar a la violencia con violencia.
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La devoción a esa verdad es la única jus­tificación de nuestra existencia. Todas nuestras actividades deberían estar centra­das en la verdad. La verdad debería ser nuestro aliento de vida. Una vez que el pe­regrino llegue a esa etapa de su evolución, las demás reglas del correcto vivir surgirán sin esfuerzo, siendo instintiva la obedien­cia a tales reglas. Sin embargo, sin la ver­dad sería imposible observar ninguna regla o principio de vida.
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Verdad (satya), que implica amor, y fir­meza (agraha), confluyen y por lo tanto sir­ven como sinónimo de fortaleza. De ese modo comencé a llamar al movimiento hindú, es decir, satyagraha, la fuerza no violenta que nace de la verdad y el amor, y desistí de usar la denominación "resis­tencia pasiva".
*
Al haberme iniciado en satyagraha, he advertido que si se quiere alcanzar la ver­dad, en vez de recurrir a la fuerza hay que apartar al adversario de su error, con pa­ciencia y bondad. Porque lo que a unos les parece verdad, a otros puede parecerles falso. Por otra parte, esa obra de paciencia significa que uno debe hacer recaer sobre sí todos los padecimientos necesarios. De este modo, la verdad se da a conocer, no por sufrimientos infligidos a los demás, si­no por los que uno se impone.
*
La belleza de satyagraha es que viene hacia ti, no hace falta que salgas en su búsqueda.


MI COMENTARIO

La verdad se encuentra en cada corazón humano y tenemos  que buscarla allí. Debemos dejarnos conducir por la verdad, del modo en que la concibamos. Pero nadie tiene el dere­cho de forzar a otros a que actúen.

lunes, 12 de julio de 2010

LA ALQUIMIA DEL DOLOR

Confianza


Las pérdidas de nuestros amigos o de seres queridos e incluso pérdidas de nuestras ilusiones y sueños, forman parte de nuestra vida. Son constantes, ineludibles y universales. No obstante, aunque no nos guste, son pérdidas necesarias porque crecemos a través de ellas. Es cierto, que la vivencia por esa pérdida no es la misma en ninguno de estos casos, pero sí existe un lugar común a todas ellas: el dolor, ese otro lugar.
El hecho de pensar que el cambio sea para mejor no evita que nos duela, anima a seguir pero no elimina la pena. En este proceso de "cuerpo de dolor" donde nos encontramos, es importante recordar que uno no puede vivir sin uno mismo, que somos imprescindibles para seguir existiendo. Que el camino de este proceso señala que debemos renunciar a lo que ya no está y que eso es madurar, que las emociones implican acción y por tanto precede al movimiento. Es necesario establecer a partir de aquí, que ese dolor es el que, de alguna manera, abre la puerta hacia una nueva dimensión, es el dolor inevitable para conseguir una sola cosa, mi propio crecimiento, mi evolución. Nadie crece desde otro lugar que no sea haber pasado por un dolor asociado a la frustración, a una pérdida. Nadie crece sin tener conciencia de algo que ya no es.
Es importante no desviarnos hacia el sufrimiento, que es un estado crónico del dolor, es la decisión inconsciente de no seguir avanzando. Es la negación de soltar lo perdido. La diferencia entre uno y otro es que el dolor tiene un final, en cambio, el sufrimiento podría no terminar nunca. Es cambiar un momento en una forma de existencia, el que nos puede servir de excusa para vivir. Es apegarse a un recuerdo para no dejar de llorarlo y creemos que así no lo olvidaremos nunca. Una misteriosa y errónea lealtad con los que ya no están. Es nuestra enfermedad, que se exhibe y busca testigos. Sin embargo, el dolor es silencioso. Antes de llegar a esto, hemos de creer y confiar que se puede seguir adelante, que podemos superar las dificultades porque nos va la vida en ello, esencial para nuestro existir. Si se es creyente, confiar en que no es Dios quien nos manda el problema sino que nos da la fuerza, el valor y el coraje para superarlo. Confiar y tener fe en nosotros al soltar lo perdido para abrirnos a un mundo desconocido. Obligarnos a crecer y atrevernos a descubrir quienes somos. Confiar, en fin, que el frío es siempre a la medida del cobijo.

domingo, 11 de julio de 2010

NO A LA TRISTEZA DEL DESENCANTO

Sea cual sea el agravio cometido por aquel que dijo ser amig@, no podemos guardar rencor al prójimo y menos aún actuar guiado por la venganza, pues el trono no es del soberbio sino del sencillo, del humilde. No podemos envidiar el auge del pecador, pues no sabemos cuál será su desenlace ni deslumbrarnos por el éxito de los malvados, porque se ha de recordar que, aunque así pueda parecer, no morirán impunes. Hemos de saber que caminamos entre trampas y paseamos sobre murallas. Cuando se pueda, asistir al prójimo, por los sabios dejarnos aconsejar y dialogar con el inteligente, que gente honrada comparta nuestra mesa. 

El rencor es detestable y el vengativo sufrirá su propia venganza, es mejor perdonar las ofensas del prójimo, así cuando oremos también serán perdonados nuestros pecados "perdona señor nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". No nos abandonemos a la tristeza ni nos atormentemos con nuestros pensamientos. La alegría de corazón es vida y la felicidad alarga nuestra existencia. Ama tu alma y consuela tu corazón, apartémonos de la tristeza del desencanto, pues ha perdido a muchos y no se saca de ella ningún provecho. Que nuestro corazón brille radiante así tendrá buen apetito y aprovechará todo lo que come

sábado, 10 de julio de 2010

LA AMISTAD SEGÚN LA BIBLIA Y MI COMENTARIO

LA AMISTAD SEGÚN EL ECLESIÁSTICO:


Dice el Eclesiástico (6 5-17 ) sobre la amistad


Las palabras amables multiplican los amigos, 
la lengua afable multiplica los saludos.
Sean muchos los que te saluden, 
pero confidente, sólo uno entre mil. 
Si te echas un amigo, hazlo con tiento
y no tengas prisa en confiarte a él.
Porque hay amigos de ocasión,
que te abandonan el día de la desgracia. 
Hay amigos que se convierten en enemigos,
y te averguenzan descubriendo tus riñas.
Hay amigos que comparten tu mesa,
y te abandonan el día de la desgracia. 
Cuando las cosas van bien, son como otro tu,
e incluso son amables con tus servidores;
pero si eres humillado, se ponen contra ti
y se esconden de tu presencia.
Apártate de tus enemigos,
y no te fíes demasiado de tus amigos.
El amigo fiel es un apoyo seguro,
quien lo encuentra, ha encontrado un tesoro. 
El amigo fiel no tiene precio, 
su valor es incalculable. 
El amigo fiel es un elixir de vida, 
los que temen al Señor lo encontrarán. 
El que teme al Señor orienta bien su amistad,
porque, según sea él así será su amigo.


En el capítulo 12 8-18, nos cuenta que ha de entenderse por verdaderos y falsos amigos:

No se conoce al amigo en la prosperidad,
ni se oculta al enemigo en la adversidad. 
Cuando uno prospera, sus enemigos se entristece,
pero en la adversidad, hasta su amigo lo abandona. 
No te fies nunca de tu enemigo,
pues su maldad es como bronce que se oxida.
Aunque se haga el humilde y camine cabizbajo, 
ten cuidado y desconfia de él.
trátalo como quien pule un espejo, 
y sabe que su herrunbre acabará desapareciendo.
No lo pongas junto a ti,
no sea que se vuelva contra ti y te quite el puesto.
No lo sientes a tu derecha, 
no sea que pretenda ocupar tu asiento,
y al fin comprendas mis palabras
y te pese recordar mis consejos.
¿Quién se compadece del encantador mordido por la serpiente
y de todos los que se acercan a las fieras?
Lo mismo le ocurre al que anda con el pecador
y se enreda con sus pecados.
Por un tiempo permanecerá contigo el pecador, pero si te rebelas, no te aguantará.
El enemigo habla con labios melosos,
pero en su corazón trama cómo arrojarte a la fosa.
El enemigo derrama lágrimas de sus ojos,
pero llegada la ocasión, no se saciará de verter sangre.
Si te ocurre una desgracia, allí lo encontrarás, 
y fingiendo ayudarte, te pondrá la zancadilla.
Meneará la cabeza, batirá palmas,
hablará entre dientes y cambiará de cara.



En el capítulo 22 19-26 proclama la amistad:

Quien hiere el ojo, hace saltar lágrimas, 
quien hiere el corazón, descubre sentimientos.
Quien tira una piedra a un pájaro, lo ahuyenta, 
quien afrenta al amigo rompa su amistad.

Si has empuñado la espada contra tu amigo,
no desesperes, que aún puede volver a ti;
si has abierto la boca contra tu amigo,
no temas, que aún puedes reconciliarte,
a menos que haya ultraje, altanería, secreto revelado o golpe de traición,
porque en estos casos tu amigo se escapará.

Gánate la confianza del prójimo mientras es pobre, 
para que, cuando sea rico, puedas disfrutar con él.
Permanece a su lado en tiempo de tribulación, 
para que, cuando herede, puedas compartir la herencia con él.

Vapor y humo salen del horno antes del fuego,
así las injurias preceden a la sangre.
Nunca me avergonzare de proteger a un amigo,
ni de su presencia me esconderé;
pero si por su culpa me ocurre algún mal,
todo el que se entere se guardará de él.


Por último en el capítulo 37 1-6 dice sobre los falsos amigos:

Todo amigo dice: "También yo soy tu amigo",
pero hay amigo que lo es sólo de nombre.
¿no es un digusto mortal
que un compañero o amigo se convierta en enemigo?
!Oh intención perversa! ¿De dónde salistes
para cubrir la tierra de engaño?
El compañero disfruta en la alegría del amigo,
pero en la desgracia se vuelve contra él.
El compañero compadece al amigo por interés, 
y cuando llega el combate, coge el escudo sólo para defenderse.
No te olvides de tu amigo,
ni dejes de recordarlo cuando sea rico.



Este libro forma parte de la Biblia griega, pero no figura en el canon judío. Es uno de los libros deuterocanónicos admitidos por la iglesia cristiana. Sin embargo, fue compuesto en hebreo, San Jerónimo lo conoció en su lengua original y los rabinos lo citaron. Su título latino, Ecclesiasticus (liber), es una denominación relativamente reciente. En griego, el libro se llamaba Sabiduría de Jesús Ben Sirá. Ben Sirac es el último testigo canónico de la sabiduría judía en Palestina. Es el representante por excelencia de aquellos jasidim, los "piadosos" del Judaísmo donde germinará la predicación de Cristo. Según estudiosos, data el libro del año en el que reinaba en Egipto Tolomeo VII Evergetes, y la fecha corresponde al 132 a.C.





MI COMENTARIO


¡Cuánto tiempo ha pasado desde estas palabras!. No han perdido ni un ápice de vigencia. De una forma o de otra, muchos hemos sentido la humillación del que se decía ser un "amigo" . Parece que en aquella subjetividad de los sentimientos, cada cuál considera y se justifica con el fin de no quedar como el malo de la película, pero hay un dato que es es inamovible; las opiniones son libres, los hechos inmutables. El amigo será el que ha acompañado en las tribulaciones, ofreciendo su energía. Una vez pasadas aquéllas,  el falso amigo o beneficiado por la ayuda desaparecerá. Es más, no perderá ocasión y lo despreciará,  le quitará valor a su trabajo sin agradecerle lo más mínimo su desinteresada intervención y aparecerá la envidia por no ser él el que tiene un alma noble, limpia. Querrá imitar a aquél que posee la condición de altruista y querrá ponerse en su lugar sin haberse ganado el mérito, sin trabajar consigo mismo, utilizando las palabras que no son suyas pero que él oyó y no escuchó del amigo, para así quedar bien delante de todos y ganar confianza. Intentará copiar las palabras que su amigo le dijo para calmar su corazón y que le ayudó a despertarlo de su letargo y necedad. El falso amigo, querrá coger para sí lo que no se ha ganado, queriéndo poseer la sabiduría del que, sin pedirle nada a cambio, compartió con él su conocimiento. Sin embargo, cuando las  palabras no nacen del corazón sino de la mente, que con argucias inconscientes conspiran contra la bondad, cuando sólo son palabras que no van acompañadas del ejemplo de quien las dice a través de sus hechos, de sus actos, sólo es aire, ni tan siquiera fresco, más tarde o más temprano no se sostendrán y el envidioso, que no es más que un ser triste por el bien ajeno, o el soberbio, que a sabiendas de que sufre no da su brazo a torce, quedarán al descubierto. 

¿Cuánta soberbia puede esconderse detrás de una cara aparentemente amable, divertida, pero con un interior lleno de dolor por su necedad, que le doblega en silencio y le corroe el alma?. ¿Cuánta hipocresia puede descubrirse cuando pillamos al mentiroso, que nos pone una cara de amigo y por detrás nos insultan y ofenden sin pudor? .  Con confianza hemos de seguir con el amor a nuestro lado, seguir amando y rogando que la dureza de cerviz que provoca tanto sufrimiento inútil, caiga rendida ante la necesidad de buscar la paz que sólo se consigue con la sinceridad. No es tan grave el pecado como la ocultación que nos hacemos de éste.   







viernes, 9 de julio de 2010

LA AMISTAD NO SIEMPRE ES FÁCIL


Cuántas cosas se dicen sobre lo que significa la amistad. Muchas frases con sonidos agradables, muchas palabras que son viento y ruido pero no hay más. Citas grandilocuentes acerca de lo que debe ser o no un amigo... Algunas son ciertas pero, en realidad, la amistad no se define con una frase ni tan siquiera con dos. Quizá porque eso implique que ha de comprometerse el que las dice con sus palabras. Para mi el amigo es el que comparte contigo el conocimiento. Aquél que no tiene que adivinar tu estado de ánimo, sino que cuenta con que tu se lo dirás si lo necesitas, porque sabe que tu también lo eres de él y te atreves a comprobar su respuesta. Amigo es el que tiene el valor y la energía de decirte, aún con riesgo de perder esa "amistad", que te equivocas y que estás siendo un estúpido, que tienes un tupido velo que no te deja ver, aunque tengas ojos, y que no te deja oír, aunque tengas oídos, mientras otros te pasan la mano por encima del lomo sin importarle lo más mínimo el daño que te haces por mentirte. El amigo te ama, no te quiere como una posesión, por eso ha de facilitarte las herramientas para que vueles solo como las águilas y no que dependas de él como un borrego. El amigo ha de tener la extraordinaria energía de ser capaz de decirte tus defectos, porque estamos tan inmersos en nuestro ego que no nos damos cuenta y eso nos impide evolucionar y ser cada día mejor, nos impide crecer y valernos por nosotros mismos. También decirte tus virtudes pero advertirte que no te engrías con ellas, sino que están para servir. El amigo es alguien que le importas lo suficiente como para no dejarte que sigas haciendo el ridículo, mientras otros ríen tus gracias, y te destruyas por culpa de tu ego, es aquel capaz de ponerte un espejo delante de ti y enfrentarse contigo a los miedos que te afligen, capaz de ayudarte en la difícil tarea de quitarte los monstruos que te invaden el alma. No es el que se emborracha contigo sino el que te dice que el alcohol no es la respuesta a los problemas. El amigo es aquel que cuando te caes, te ayuda a levantarte y curar tus heridas. Verdad que es un tesoro, por eso no todo el mundo lo tiene.